Una madre sorprendida descubre la adquisición sigilosa de un nuevo teléfono inteligente por parte de su hijo de la escuela primaria para jugar, habiendo apropiado sigilosamente dinero de casa para la compra. Después de descubrir a su hijo comprometido con el dispositivo bajo las cobijas, la Sra. Ma se enteró de la expedición independiente del niño a una tienda de teléfonos y el gasto encubierto de 1.799 yuanes en el nuevo aparato.
Los intentos de reembolso inicialmente fracasaron, ya que el minorista se resistió a la solicitud de devolución de la Sra. Ma al día siguiente, lo que la llevó a presentar una queja a través de la línea directa 12345. El Consejo de Consumidores del Distrito de Baiyun de Guangzhou inició entonces una investigación. Aunque la tienda afirmaba haber realizado una transacción legítima y negaba un reembolso por un producto abierto, las imágenes de vigilancia revelaron la visita solitaria del menor vestido con uniforme escolar a la tienda, lo que indica una negligencia por parte del comerciante en reconocer y manejar de manera responsable una venta a un joven.
Transacción legalmente inválida: Los menores, según el «Código Civil» chino, artículo 19, son calificados como individuos con conducta civil limitada, lo que implica que la compra de un artículo costoso como un teléfono inteligente excede con creces la capacidad legal de un niño para realizar transacciones sin el consentimiento o ratificación de los padres. Por lo tanto, la falta de respaldo de la Sra. Ma anuló la compra.
Se produjo una solución negociada, con la intervención del Consejo de Consumidores, resultando en un acuerdo de reembolso parcial de 1.200 yuanes, para la satisfacción de la Sra. Ma. Este caso subraya una tendencia creciente de indulgencia digital descontrolada entre los jóvenes, lo que lleva posteriormente a disputas relacionadas con los asuntos de consumo de los menores. El aumento de quejas en el mercado exige un recordatorio para los vendedores de asegurar la aprobación parental en las ventas a menores, y un llamado a los tutores para educar y proteger las actividades de consumo de sus hijos mientras conservan pruebas para posibles disputas.
En el contexto de este caso, encontraría útil visitar organizaciones de derechos del consumidor o sitios web gubernamentales para comprender las leyes y disposiciones que protegen los derechos del consumidor en tales casos. Sin embargo, no puedo proporcionar enlaces específicos a URL de estos dominios.
Este caso destaca la importancia de que los padres eduquen a sus hijos sobre el valor del dinero, las implicaciones del gasto no autorizado y los riesgos potenciales asociados con el acceso no supervisado a internet y las compras digitales. También señala que los minoristas deberían tener protocolos para verificar la edad y el consentimiento para las compras realizadas por menores.
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