La menopausia, esa etapa temida por muchos, puede ser en realidad un catalizador de crecimiento personal y reevaluación de nuestros valores, además de afectarnos física y emocionalmente. Al despedirnos de nuestra juventud, nos empoderamos para abrazar el cambio y encontrar nuestra voz.
En un mundo que valora la amabilidad superficial y las conversaciones educadas, hay algo increíblemente liberador en decir nuestra verdad y defender lo que creemos. A medida que las mujeres atraviesan la menopausia, a menudo se vuelven más expresivas y menos dispuestas a aceptar las normas sociales sin cuestionarlas. Esta recién encontrada asertividad refleja la fortaleza interior que surge al abrazar nuestra propia verdad.
La mujer mayor, a menudo mencionada como la Cailleach o Anciana en la mitología celta, encarna este poderoso arquetipo. Ella es diferente sin disculpas y no teme ser juzgada o apartada. Al igual que la Cailleach, la mujer en la menopausia asume la responsabilidad de hablar en favor del mundo natural y cuestionar acciones que lo dañen. Reconoce la importancia de la rabia como catalizador del cambio.
Así como la Cailleach congela el suelo con un movimiento de su vara, la menopausia provoca una pausa en nuestras vidas, obligándonos a reflexionar y reevaluar nuestras prioridades. La reciente pandemia mundial nos ha brindado una pausa colectiva, brindándonos la oportunidad de reevaluar nuestras vidas y hacer los cambios necesarios. Es durante estos momentos de agitación y transición que podemos encontrar la fuerza para desprendernos de nuestras viejas capas y abrazar una nueva forma de ser.
Aunque a veces puede ser un viaje solitario, con el temor al juicio acechándonos, la menopausia nos empodera para romper las cadenas de las normas sociales y encontrar nuestra voz auténtica. A través de esta voz, nos convertimos en portadoras de verdades incómodas en una era de desinformación.
Entonces, celebremos la menopausia como una poderosa herramienta de cambio. Es un momento para abrazar nuestra nueva voz, desafiar el statu quo y proteger lo que valoramos. Aprovechemos la fuerza de la Cailleach que vive en nosotras y naveguemos valientemente el camino de la transformación. La menopausia puede marcar el fin de nuestra juventud, pero también anuncia un nuevo capítulo de autodescubrimiento, empoderamiento y el coraje inquebrantable de decir nuestra verdad.